La Piel.
Es el órgano más grande y sensible que tenemos y tan vital como puede ser el corazón y los pulmones. A diferencia de estos es visible, pero igualmente se ve afectada por el paso del tiempo. El desgaste se puede retardar o disminuir gracias a los tratamientos, en el instituto de belleza el cuidado de la piel será uno de los principales objetivos.
No en vano es motivo de gran interés conservarla tersa y lozana, condición inherente para mantener un aspecto joven y atractivo.
La piel de una persona adulta tiene aproximadamente quince (15) mil centímetros cuadrados y peso de cinco (5) kilogramos.
Una piel bien tratada y cuidada suaviza las facciones y rejuvenece a cualquier persona.
Una de las máximas prioridades de una buena profesional de la belleza es el cuidado de la epidermis, por lo tanto es aconsejable tener un profundo conocimiento de las características de la piel.
Funciones de la Piel.
La piel realiza una serie de funciones fundamentales, para la vida y la salud, como ser:
1 Albergar, el sentido del tacto, la sensación de dolor, presión, frío o calor.
2 Actuar como reguladora de la temperatura del cuerpo.
La regularización la harán las glándulas sudoríparas, a cargo de las cuales está también el mantener la acuosidad del organismo.
3 Absorber oxígeno, luz y agua imprescindible para la vida celular.
4 Eliminar, sustancias nocivas, que también es un proceso propio de las glándulas sudoríparas.
5 Proteger el cuerpo de la acción exterior. La protección que ejercen la queratina, la melanina y el pelo como elemento primordial.
Fisiología de la Piel.
En esta parte se analizan las distintas capas que componen la piel.
1 Epidermis o Capa Superficial.
2 Dermis o Capa Intermedia bajo la Epidermis.
3 Hipodermis o Capa Subdermis.
Epidermis: es la capa más superficial y por lo tanto es el estrato protector de las capas inferiores, de naturaleza más vulnerable.
Los estratos de los que se componen la epidermis son de interior a exterior:
1 Capa Basal o Germinativa.
2 Cuerpo Mucoso de Malpighi.
3 Capa Granulosa.
4 Capa Lúcida.
5 Capa Córnea
A continuación se explica la función y composición de cada uno de los estratos que componen la epidermis.
1 Capa Basal o Germinativa: es la capa inferior y la que da origen a los estratos superiores, por lo que recibe también el nombre de germinativa.
La capa basal está formada por células cilíndricas o en forma de cubo cuya misión es la de reproducirse continuamente. Esta reproducción se efectúa división. Las células al dividirse se empujan entre ellas accediendo a los estratos superiores y produciendo esta constante renovación celular. La reproducción celular completa tiene un tiempo aproximado cada treinta días. Esta capa colindante con la dermis contiene una sustancia colorante llama melanina, que se produce en mayor cantidad bajo la acción del sol, lo que da lugar al bronceado característico del verana o el producido por los rayos UVA (ultravioletas). La cantidad de melanina que labora cada organismo es distinta y determina el color de la piel de cada individuo.
2 Cuerpo Mucoso de Malpighi: este estrato es inmediatamente superior al germinativo o basal y lo constituye de seis a ocho hileras de células que toman la forma de mosaico.
La consistencia del cuerpo mucoso de Malpighi varia en cada zona de nuestra piel.
De forma poliédrica, se transforma a medida que asciende a la capa superior. Esta transformación se basa en el progresivo aplanamiento de las células.
3 Capa Granulosa: en esta capa se elabora la grasa de la epidermis. Está constituida por estratos en un número que varía del uno al cuatro. En el citoplasma de estas células se produce una sustancia semisólida que es la que labora la grasa característica de esta capa de la epidermis.
4 Capa Lúcida: está formada por una fina hilera de células transparentes, finas e incoloras, en las que apenas se aprecia el núcleo celular. El núcleo de las células del conjunto de la epidermis va desapareciendo progresivamente a medida que los estratos son más externos. La queratina que se encuentra en estas células hará que se resequen y pasen a formar la capa superior, la cornea.
5 Capa Córnea: Consta de quince a veinte capas de células las cuales carecen por completo de núcleo y que están las unas superpuestas a las otras como las tejas de un tejado, dando lugar a la formación de la queratina blanca. Esta capa de la epidermis evita la evaporación del agua de la piel que ya está impregnada en la grasa. El espesor de esta capa córnea es también distinto según la zona del cuerpo, por ejemplo en las palmas de las manos y los pies mucho más gruesa y en las mejillas y los párpados es más fina.
En el extremo de la capa córnea encontramos la cara descamante, que no es otra cosa que el estrato que crean las células queratinizadas frotando suavemente un área de nuestro cuerpo, por ejemplo, en el antebrazo vemos como estás células se despegan de la piel, son las llamadas células muertas.
Dermis: la función más importante de la dermis es la de nutrir la piel; da ahí la importancia de llegar a ella en los tratamientos estéticos. En esta capa se encuentra:
1 Las glándulas lubrificantes de la piel, es decir las sebáceas.
2 Los músculos erectores del pelo.
3 Las terminaciones nerviosas de los corpúsculos encargados del sentido del tacto.
4 Los folículos pilosos.
5 Las ramificaciones sanguíneas y linfáticas que provienen da la capa profunda.
La dermis o tejido conjuntivo es elástica y fibrosa y reacciona activamente ante fenómenos internos o externos que la agreden. Esta capa de la piel está estructurada en dos estratos, la dermis papilar en forma de entrelazado firma y resistente. Como ya hemos señalado anteriormente esta membrana forma tejidos conjuntivos, fibras elásticas y colágeno; tiene un gran valor en los tratamientos estéticos ya que en ella se labora el proceso de nutrición, hidratación y regeneración de la piel.
Hipodermis: capa inferior de la piel que está totalmente cubierta por una tupida red de vasos sanguíneos y cuya primera misión es la de engrasar, formando y almacenando la grasa básica para el equilibrio de la piel. Por esta razón la elaboración de grasa, la hipodermis que nos aísla del frío y del calor, protegiendo la piel de las agresiones térmicas al tiempo que almacena elementos nutritivos para los otros estratos.
En la hipodermis aparecen las glomérulos, glándulas donde se forma el sudor de las glándulas sudoríparas.
Glándulas Sebáceas: se hayan extendidas por toda la piel y su función es la de rodear el pelo con grasa, protegiéndolo de los elementos térmicos externos. Están situadas en una vaina excretora del pelo sobre la raíz del mismo y la grasa se evacua por el mismo conducto por el que se expulsa el pelo excepto en dos zonas, la aureola del pezón y los bordes de los labios.
Glándulas Sudoríparas: existen dos clases de glándulas, las ecrinas y apocrinas. Las ecrinas se extienden por todo el tejido epitelial, tienen forma espiral y su grado de acidez es menor que el de la piel, entre cuatro y seis Ph (potencial de hidrógeno). El sudor se evacua a través de esta glándula directamente al exterior, acumulándose en las manos y los pies. Su función es mantener una temperatura constante en el cuerpo actuando permanentemente.
Por el contrario las glándulas sudoríparas apocrinas se concentran en zonas concretas del cuerpo humano, como las axilas, los genitales, ombligo, etc. Estas glándulas poseen un mayor grado de alcalinidad y por ellas se eliminan toxinas. Es decir, que además de tener una función reguladora de temperatura del cuerpo son parte importante de la limpieza de los órganos internos.
Terminación Nerviosa de la Piel: son las que reflejan la sensibilidad cutánea. Gracias a ellas podemos sentir frío o calor, presión, dolor, a demás de la denominada sensibilidad táctil.
Su posición en la piel varia según la función que realiza, así algunas terminaciones nerviosas se encuentran en la dermis u otras en la epidermis.
Al sentir calor los vasos sanguíneos superficiales se expanden y ayudados por el sudor el cuerpo mantendrá su equilibrio térmico. Con el frío el proceso será inverso, es decir los vasos sanguíneos se contraen para impedir el paso del frío a través de la piel.
Los puntos sensibles al frío son más abundantes en nuestra piel y hay zonas donde el sentido del frío es más agudo como en la yema de los dedos, los labios y la punta de la lengua.
Vasos Sanguíneos: en la dermis y en la capa inferior encontramos mayas de venas y arterias comunicantes. Bajo los estratos que forman la piel se encuentran el plexo subdermico, que contiene dos redes de vasos sanguíneos. Unos se expanden hacia las glándulas sudoríparas, los folículos pilosos, etc., mientras que los otros emergen a las capas más superficiales de la piel.
Espesor de la Piel: Como ya se ha visto en los distintos estratos de la piel, el grosor de esta no es uniforme en todo el cuerpo.
El espesor de la piel lo determinan las glándulas sudoríparas y de la otra el aumento de la epidermis debido a la constante presión que en una zona concreta se realiza, como la planta de los pies.
La capa córnea engrandecerá su volumen en estas áreas sobre la que se ejerce mayor presión al objeto de aumentar la protección de los tejidos cutáneos.
Resumiendo, la piel se autoproteje, endureciendo y fortificando las zonas que más lo requieren por el contacto con objetos, suelo, etc.
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Clasificación de la Piel.
La piel en cuanto a la estética se refiere, se clasifica en tres grandes grupos que debemos matizar debido a la variedad de tipos intermedios de la piel.
Los tres grandes grupos en los que de manera clásica se ordenan son:
1 Piel Normal.
2 Piel Seca.
3 Piel Grasa.
Ahora bien, esta clasificación es valida para la elección de algunos productos de belleza, pero no en los tratamientos. En estos concretar la clase de la piel es fundamental.
Además de esta clasificación todas estas pieles pueden presentar otras anomalías a si como por ejemplo tener zonas grasas o secas con lo cual su diagnóstico sería una piel mixta grasa o mixta seca. Una clasificación más completa de la piel es la que incluye otros aspectos como por ejemplo:
1 Piel deshidratada.
2 Piel sensible.
3 Piel desvitalizada.
4 Piel gruesa.
5 Piel fina.
Para tener una idea básica de los tres grandes grupos explicaremos sus características más comunes.
Piel Normal: es el ideal de piel por su aspecto liso, naturalmente coloreado, con poros cerrados y un aspecto general aterciopelado. Estas condiciones, de gran equilibrio y perfecto desarrollo de las células se suele dar en los niños que aún no han alcanzado la pubertad.
Los cuidados de este tipo de piel debe limitarse a una buena limpieza y atenciones muy suaves.
Piel Seca: carece de la suficiente grasa y humedad. Su aspecto es excesivamente terso, falto de elasticidad.
Presentará con más facilidad arrugas sobre los labios, bolsa debajo de los ojos y las llamadas patas de gallo.
Trastornos internos y externos, emotivos provocan este resecamiento de la piel que pueden corregirse mediante la aplicación de cremas nutritivas y una correcta alimentación, ingiriendo en mayor proporción alimentos frescos como vegetales y frutas eliminando el café, el tabaco y las bebidas alcohólicas, es un cutis carente de brillo.
Piel Grasa: la característica más visible de la piel grasa son los poros abiertos y cutis brillante. Se trata de una piel gruesa en la que las glándulas sebáceas tienen un mayor volumen.
La piel grasa puede provocar problemas cutáneos como los puntos negros (comedones), pequeños furúnculos y una gran proporción de acné.
Necesita muchas atenciones y una dieta equilibrada en la que no entran alimentos grasos.
El reposo físico y una buena respiración colaboran en su mejoría.
Al ser una piel más gruesa es más resistente al frío y menos propensa a las arrugas.
Cabe añadir a esta primera clasificación los cutis mixtos. Como Su nombre lo indica son pieles que comparten distintas zonas.
El cutis mixto más frecuente es aquel que en el área central – frente, nariz y mentón – (zona T), es de tipo graso, mientras que – mejillas, cuello y piel alrededor de los ojos son pieles normales o secas.
Subdivisión del Tipo de Piel.
Piel Deshidratada: se trata en un estado temporal de la piel más que de una clase de piel. Es una piel deteriorada por factores externos climáticos, por problemas psicológicos o bien por falta de agua.
Se observa en esta clase de piel arrugas o surcos por la frente, alrededor de los ojos y los labios.
Esta perdida temporal de hidratación provoca que la piel este flácida, reseca y áspera al tacto.
Piel Sensible: puede ser de dos tipos grasa o seca, generalmente su problema es la falta de protección que tiene ante el ambiente externo (frío, aire, lluvia, etc.).
Es un tipo de piel que se irrita fácilmente y esto debe tenerse en cuenta al aplicar tratamientos estéticos ya que generalmente ocasiona enrojecimiento e hiperemia en este tipo de cutis.
Piel Asfixiada: llamamos piel asfítica a aquella que por falta de riego sanguíneo o por aplicación incorrecta de productos cosméticos de tipo astringente ha cerrado completamente el folículo pilo – sebáceo.
La reacción de la epidermis a esta acción es la de producir pequeños quistes de color blanco, especialmente la zona de las mejillas. Al tacto es rugosa y áspera.
Piel Desvitalizada: la piel es el pulso de nuestra vida y, por ello, una enfermedad, la perdida continua de peso o simplemente el paso de los años quedará patente en ella.
La piel en todos estos casos puede volverse ajada y flácida debido especialmente a la disminución de secreciones como la sudoral y la sebácea.
Agredida por tales causas la piel presentará arrugas en las zonas de expresión, resequedad y falta de elasticidad.
Piel Fina: se distingue por su sensibilidad a los cambios climáticos, por su suave tacto, poros cerrados y por la rápida aparición de rojeces y reacción ante tratamientos excesivamente fuertes.
Piel Gruesa: reconocemos a simple vista una piel gruesa por la abertura de sus poros, por tener un aspecto menos delicado. Este tipo de piel admite mejor los tratamientos como el Peeling y tiene una mayor facilidad para absorber la contaminación exterior.
Problemas Especiales.
A continuación detallaremos los problemas especiales derivados de los estudios anteriormente.
El funcionamiento de las glándulas ya sea seborreicas o sebáceas, garantiza el perfecto funcionamiento del proceso de nutrición y purificación de la piel. Su mal funcionamiento puede acarrear problemas de diversas índoles.
Por ejemplo el mantenimiento de una hidratación equilibrada de la piel podrá retrasar la aparición de las arrugas.
Su aspecto similar pero de causa muy distinta es el caso de la piel alípica. Esta piel tiene un aspecto tirante producido por el mal funcionamiento de las glándulas sebáceas, esta piel estará falta de grasa, elemento básico para su protección.
La flacidez o atonía de la piel tiene su origen en la perdida de elasticidad por problemas de salud, perdida repentina de peso o por envejecimiento de la piel. Esas mismas causas son las que provocan la aparición de arrugas en la piel, aunque estas pueden ser motivadas por enfermedades.
Otro problema derivado de los elementos que componen la piel es la couperose. La telangiectasia, nombre científico de la couperose, se encuentra en los ángulos y aletas de la nariz y en las mejillas frecuentemente y se trata de pequeñas ramificaciones sanguíneas producidas por la mala circulación, por los contrastes de temperatura y otros fenómenos fisiológicos.
Masaje Facial.
Activa las células de la piel, estimula la circulación periférica, la tonicidad de los músculos, elimina paulatinamente las líneas de expresión, contrarresta los efectos del estrés y el envejecimiento prematuro.
A continuación técnicas del masaje facial:
1 Cinco puntos en la cara más el cuello de crema hidratante, uno en la frente, la nariz, ambas mejillas mentón, cuello y escote.
La crema se debe aplicar en cantidades menores de modo de no dejar residuos en el cutis y se pueda absorber toda. (Cutis graso con protector solar).
2 Diez movimientos en forma de abanico en cuello y pecho (hacia fuera)
una mano a la vez hasta completar los diez.
3 Diez movimientos de vaivén de la barbilla hacia fuera. Una mano a la vez, hasta completar las diez.
4 Diez movimiento de amasamiento de oreja a oreja por la barbilla y mandíbula ( maxilar inferior). Las dos monos a la vez en la misma dirección, hasta completar las diez.
5 Diez movimientos en el orbicular de los labios hacia arriba con los dedos pulgares, luego teclado con la yema de los dedos de igual manera. Las dos manos a la vez, hasta completar los diez. Las flecha lisas indican los movimientos con los dedos pulgares y las flechas de puntos indican los movimientos de tecleado con la yema de los dedos, la cual se hace dando leves golpecitos hacia arriba.
6 Diez movimientos de abanico de adentro hacia fuera en las mejillas, las dos manos a la vez, hasta completar las diez.
7 Diez movimientos de extremo a extremo en el transverso y elevador de la nariz, con los dedos del medio y anular, hacia arriba. Los dos a la vez hasta completar las diez.
8 Diez movimientos en el orbicular de los párpados hacia adentro, con los dedos anular, luego tecleado con suaves golpecitos de igual forma, hacia adentro.